Coaching es un término de moda que muchos profesionales se esfuerzan en definir. No me gustan los anglicismos, pero no existe en español una palabra en español tan ambigua y extensa. No es fácil definir qué es coaching aunque todos sabemos a qué nos referimos.

La mejor traducción de “to coach” es “ayudar a alguien a hacer algo y potenciar sus capacidades”.

Es una traducción tan amplia como ambigua. Coacher sería la madre que ayuda a su hijo con los deberes o el fisioterapeuta que anima a andar a un inválido o el director que corrige y coordina una orquesta.

En el mundo profesional el término tampoco es mucho más preciso: ayuda para aprender a dirigir equipos, para salir de situaciones difíciles, para aliviar problemas personales etc.

Para mí, la definición de Coacher, al menos en el ámbito en el que yo ejerzo, sería quien potencia todas las facetas que una persona necesita desde el plano emocional, corporal y mental, es decir, quien nos ayuda a descubrir nuestro potencial y nos guía para aprovecharlo.

He dirigido equipos durante muchos años, gestionado proyectos, asesorado a cientos de clientes sobre los más diversos temas.

Todo lo he hecho disfrutando lo que hacía. Sin embargo, si algo he aprendido en tantos años de experiencias, es que detrás de cada equipo, de cada proyecto y de cada empresa hay personas.

Son las personas quienes al fin y al cabo determinan si un proyecto concluye con éxito o una empresa crece y mejora o un equipo funciona. Y las personas son efectivas si tienen las cualificaciones necesarias y, sobre todo, la actitud positiva para colaborar (todos tenemos un gran potencial y tenemos que descubrirlo y gestionarlo).

La actitud es el aspecto que siempre más me ha llamado la atención. En mi opinión se trata del factor más importante para el éxito.

Siempre he intentado por ello conocer a cada persona, tratar con ella individualmente, comprender qué la mueve y motiva y que la frena y apaga. A menudo son factores completamente externos al trabajo los que subyacen tras una persona motivada o desganada. En este terreno me he movido siempre para fortalecer a las personas y a los equipos.

Disfruto con ello al ver que conecto fácilmente con las personas y observar que puedo ayudarlas. Este es el coaching que yo ofrezco pues es el que mejor conozco y disfruto. Incluso con personas introvertidas y no muy convencidas consigo fácilmente empatizar, ganarme la confianza y a partir de ahí descubrir quiénes son y qué potenciales ocultan.